28.9.13

A-prender

Suaves melodías de piano se pasean por tus oídos. De golpe, esa calma estalla, las partituras arden y las líneas del pentagrama se calcinan. El endémico estío en el que estaba abstraída se resquebraja y el frío inunda cada poro.

Cómo actuar después cuando las pisadas se alejan y ya no existe el recuerdo que no traiga dolor. Refugiada en una jaula, prisionera, pero a salvo de la vida. Hibernan las emociones, muda de piel, vaga perdida en noches cerradas, entre labios, en busca de qué, de quién. Una ególatra intolerante a las caricias, una misántropa con alergia al amor. Todo es una tormenta efímera dentro de lo eterno que resulta el sufrimiento. Tras ello llega una calma, una redención y un folio en blanco.

Según se marchita el calendario, las penas se sobrellevan mejor y las alegrías son menos dinámicas, lo trivial pasa a serlo. No se puede desandar el camino andado y borrar huellas, ni colocar el acento en las palabras a las que les faltó énfasis, no es posible tachar momentos con bolígrafos de tinta negra, ni coger aquella moneda que yació resplandeciendo en el suelo… nada de eso está ya al alcance de su mano, tan solo cabe coger uno de esos bolígrafos y escribir su propia historia con ojos al futuro, aprendiendo del pasado

Apretar el puño, exprimir la vida con ímpetu y vivir con el acierto que faltó en aquel instante, 


ése que le ha hecho hoy ser quien es.

Ewinor

3 comentarios:

Inés dijo...

Simple, y exacto.
Perfecto :)

Ewinor dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ewinor dijo...

Muchas gracias :)