16.4.20

Mi sombra

Quizás no sea bueno tanto caos dentro de mi cabeza. Salir a beber del aire y darme cuenta de que lo único que me da es más sed.

Mirarme en silencio y comprender que todo lo que soy ya no está, se desvanece. Nunca soy la misma persona. Aclaro conmigo mis errores -que no son pocos-. Los aciertos a veces los guardo y me contagio de virtud.

No sé la mitad de las cosas. La otra mitad hago como que me las creo. Pienso que morir pensando es morir viviendo.

Y salgo a pasear, una y otra vez... Sin rumbo. Pensaba en el mañana y mis conversaciones internas sobrevivían a un mar de lágrimas. Corría la gente incansable, como nunca antes la había visto. A veces miraba las huellas que dejaban tras de sí, su locura que quedaba impregnada en el aire y sus sombras dañadas por el tiempo.

Yo corría sin aire. Sin aire y sin aliento corría delante del miedo que me perseguía. Inútil. Inútil mi esfuerzo por huir del miedo. Corría cuesta abajo y sin frenos. Tras bajar la colina, miré a mi alrededor y me percaté de que estaba sola, nada ni nadie me perseguía, tan solo era mi sombra.


Esther

14.4.20

No sé

Quizás mis letras no sepan a Neptuno,
no te muestren las estrellas, 
ni te marquen con tinta el infinito.

Es posible que mis poemas no te hagan vibrar,
no te llenen de lágrimas los ojos,
ni te hagan pensar en nosotros.

Tal vez te quiera con lo único que soy,
y quiera regalarte el universo,
aunque solo te dé mis noches sin luna,
y mi sol de otoño.

Seguramente no te quiera como quieres,
y aunque intente darte todo...
todo lo que tengo es nada.

Posiblemente mi risa se contagie de la tuya,
y me guíe de ella para encontrarme si me pierdo,
o si nos perdemos.

Y no es que mis ojos tengan la mirada perdida, 
es que no se ubican sin mirarte.

Supongo que en mi piel no dejan marca los ángeles,
pero me haces creer que existe el cielo.


Esther