29.3.11

Evadiéndonos de todo

Cuando el alma está cansada, cuando no hay ganas de nada. Ese momento en el que queremos abandonarlo todo, rendirnos y dejar de luchar.
¿Cómo evadirnos de esa sensación de vacío?
La solución es una única respuesta: Música.

Dejar que la música hable, sentir cada palabra, hacerla nuestra.
Y es que una sola frase puede hacernos pensar. Puede incluso hacernos reír, o llorar.
Esos instantes en los que cierras los ojos y dejas tu mundo de lado para ver otra realidad, para recrear estrofas que nos hacen temblar.

La música alimenta el espíritu y crea sensaciones que de otra forma no podríamos experimentar. Nos definen o nos recuerdan a esa persona especial. Nos hacen sentir cada situación. Es capaz de hacernos sentir únicos.

He de confesar que la música es mi droga. Y la necesitamos, queramos o no. Es una droga sana que nos alimenta. Cuántas veces nos habrán preguntado "¿para qué tienes la cabeza?". Pues bien, yo contestaré a esa pregunta: para llevar los cascos, que no se separan de mí un momento.
Porque cada nota de una base se complementa con cada latido del corazón. Los versos son la sangre que corre por los auriculares, que son las venas. Y la música es lo que llena el corazón y da vida al cuerpo.

En esos momentos de angustia en los que todo falla y no hay nadie a nuestro lado para impedir nuestra caída, sus letras serán capaces de curarnos las heridas del corazón, evitando cortes más profundos. Desahogándonos cuando lo necesitemos, animándonos cuando veamos el mundo gris.

Y lo más importante, alentándonos a soñar y saber que podemos perseguir nuestras metas y lograrlas. Que todo cuanto deseemos puede estar a nuestro alcance, a solo un paso. Solo hay que saber por donde caminar y con quien.

La música es vida, y sin la música no soy nadie.

Atte:// Ewinor