<< ¿Para qué buscar una
salida si él ya me ha encontrado?
Alguien tan valiente –o tan
insensato- como para atreverse a entrar en el caos de mi cabeza sin plantearse,
si quiera, llamar antes a la puerta. Alguien tan amable –o tan ingenuo- como
para sentarse aquí a mi lado a esperar que el tiempo pase. >>
Solo una cosa ha cambiado; ya no
le asusta no poder escapar de ese laberinto en el que hace tiempo alguien la
tiró, como a un juguete roto. Pero el miedo no ha desaparecido. Ahora teme
abrir los ojos un día y que él
quiera encontrar esa salida.
Tan solo espera que en lugar de
eso, acerque sus labios al oído y le diga:
<< Si es junto a
ti, no me importa estar perdido. >>
Ewinor