Una vorágine de sufrimiento, dolor que se metía en lo más profundo de su ser, como el frío de enero. Lágrimas que ardían deslizándose por sus mejillas. Pensamientos que paralizaban cada célula de su cuerpo.
Pesadillas propias del cine apocalíptico.
Una vorágine de sufrimiento, dolor que se metía en lo más profundo de su ser, como el frío de enero. Lágrimas que ardían deslizándose por sus mejillas. Pensamientos que paralizaban cada célula de su cuerpo.
Pesadillas propias del cine apocalíptico.