Tanto tiempo con los ojos vendados ansiando ver la luz y al final la claridad nos ciega.
Hemos sido un juguete que ha ido pasando a través de muchas manos. Nos han mimado, sí. Pero también han jugado con nosotros y nos han ido rompiendo cada vez por más partes.
Llega un momento en el que es imposible juntar cada uno de esos pedacitos que antes nos representaban. No nos dimos cuenta de que estamos hechos de porcelana, o sí, pero no nos importó porque confiamos en que al dejarnos caer, dos manos firmes nos sujetarían impidiendo que cayéramos. Pero no siempre es así, somos más frágiles de lo que aparentemente parecemos.
Hay que abrir los ojos.
Atte//: Ewinor